jueves, agosto 21, 2008

¡Ahora si!

Tengo que compartir esta columna, ya que muchos no han entendido la ironía...

EL CULTIVO DEL
RODODENDRO
Cuando un presidente se sucede a sí
mismo, el pasado y el presente se enfrentan
como en un espejo, pero con
una diferencia: mientras en el espejo la
persona y su imagen son prácticamente
la misma cosa, en una autosucesión
presidencial el país pasado y el país
presente ya no son el mismo.
Esto que es sabido por todos, da la
impresión de que es ignorado a propósito
por quienes intervienen en la elaboración
de los discursos, cuya preocupación
parece más bien sepultar el
pasado reciente, como si quien recibe
el mando de sus propias manos no tuviera
nada que ver
con el ayer y solo fuera
responsable del futuro
luminoso que se
esboza en sus palabras,
en la enumeración
de sus logros, en
sus propuestas y en
sus promesas.
En la historia de la
República Dominicana existe una dolorosa
memoria de esos cambios de
mando asumidos por la misma persona
que había tenido el poder y que en
cada discurso de asunción, impregnado
de buenas intenciones, dibujaba futuros
brillantes que todos anhelaban
que fueran posibles, por más que la
realidad se encargara de encender presagios
funestos que, lamentablemente,
siempre se cumplieron antes que las
promesas.
Por eso, mientras el discurso de autosucesión
presidencial del pasado 16 de
agosto todavía es materia de sesudos
análisis, mientras sus ecos persisten en
los cambios de figuras en la estructura
del Estado, yo seguiré expectante pero
tranquilo, dedicado al cultivo del rododendro,
deseoso de que las promesas
se cumplan antes que los presagios.

santiago.nippurdelagash@ gmail.com